21/01/2021 Ambito Financiero - Nota - Economía - Pag. 4

EL THINK TANK DE LA BANCA INTERNACIONAL SEÑALA LOS RIESGOS LATENTES
El IIF estima más inflación si el Gobierno no recalcula los objetivos fiscales
Jorge G. Herrera
El rojo fiscal de 2020 explotó por la pandemia. Pero la crisis sanitaria no da respiro. De ahí que todos recalculan los escenarios fiscales y sus impactos.

Los números fiscales de Argentina del año pasado no deberían asustar a nadie. Todos los países han sufrido, en mayor o menor medida, el deterioro de su situación fiscal a raíz de la pandemia. Pero, claro, el punto de partida de Argentina la posiciona como uno de los más vulnerables frente a sus pares, sobre todo por no tener acceso al mercado de capitales internacional.
En momentos en que comenzó la negociación con el FMI y en el mundo sigue latente el riesgo de la crisis sanitaria, lo que obliga a recalcular todas las proyecciones macro, desde el influyente think tank The Institute of International Finance (IIF), del cual se nutre la banca internacional, evaluaron los posibles escenarios fiscales 2021 que determinan si la inflación se encaminará por debajo de la de 2020 o la superará ampliamente. Al respecto, el estudio “Fiscal Deficit Monetization in Argentina” de los economistas Sergi Lanau, Martín Castellano y Jonathan Fortun concluye que se necesita un ajuste fiscal adicional al presupuestado del 4,5% del PBI para reducir la inflación. “Déficits primarios del 3% al 3,5% del PBI aliviarían la presión sobre la emisión monetaria y ayudarían a bajar la inflación. También reducirían el nivel de riesgo”, seña lan los economistas del IIF. Tras modelar distintos escenarios fiscales sostienen que un déficit primario del 4,5% del PBI, junto con una colocación de deuda en el mercado local equivalente al 2,5% del PBI y un aumento de la velocidad del dinero, es decir, una demanda de dinero más débil, podría elevar la inflación al 60% anual.
A continuación lo más relevante del estudio.
● El déficit fiscal de la Argentina se disparó el año pasado en medio de severos bloqueos. Lo mismo se vio en otros mercados emergentes, pero el aumento en el gasto público y en la emisión de dinero en Argentina fue extraordinario.
El gasto primario real aumentó un 27%, en comparación con el promedio de los emergentes que fue de solo un 8%. Al no poder acceder a los mercados el banco central financió la mayor parte del déficit. La inflación no aumentó debido a la esterilización y la baja velocidad del dinero bajo bloqueo, pero el mercado cambiario sufrió mucho. El exceso de pesos bajo estrictos controles de capitales se tradujo en una amplia prima en el mercado paralelo que no se veía desde los años ochenta.
● Se analizó qué tipo de déficit fiscal sería compatible con condiciones monetarias más estándar en 2021. El déficit primario propuesto por el Gobierno del 4,5% del PBI implica un grado de monetización del déficit que probablemente elevará la inflación sustancialmente a medida que la velocidad del dinero vuelva a la normalidad. Pero menores déficits primarios implicarían menos emisión de dinero y podrían ser compatibles con la caída de la inflación y un mercado de divisas más funcional.
“Eliminar completamente la monetización del déficit parece imposible incluso si el FMI pone dinero fresco sobre la mesa. Una configuración fiscal-monetaria consistente es necesaria para que las perspectivas mejoren, lo que subraya la importancia de monitorear de cerca los agregados monetarios de Argentina este año. Si no vemos una consolidación fiscal sustancial, el crecimiento del dinero seguirá siendo desestabilizador”.
● El daño colateral de la monetización del déficit fiscal podría ser mayor este año. A medida que se recupera la actividad, el dinero circula más rápido y aumenta la sensibilidad de la inflación a la emisión monetaria. Las restricciones a la financiación del déficit fiscal serán más vinculantes.
Las necesidades generales de financiamiento público (incluidos los costos cuasifiscales pagados por el BCRA) estarían cerca del 10% del PBI con un déficit primario propuesto por el gobierno de 4,5% del PBI. “No creemos que la emisión monetaria pueda financiarlo todo; la monetización será inevitable. El impacto que tiene la monetización sobre el crecimiento del dinero y la inflación depende de cuánto esterilice el BCRA. Incluso si absorben casi tanta liquidez como el año pasado, vemos que el crecimiento del dinero y la inflación aumentan marcadamente con un déficit primario de 4,5% del PBI. Un programa del FMI con financiamiento fresco (se necesitan entre u$s4.000 y u$s6.000 millones) aliviaría un poco las restricciones, ya que el BCRA tendría divisas adicionales para absorber la liquidez.
● La reestructuración de la deuda le dio tiempo a la Argentina para desarrollar un marco de política sostenible, pero el progreso ha sido limitado, en parte debido a la pandemia. El problema central son los grandes déficits fiscales que el país no puede financiar sin desestabilizar la economía. Dado el débil historial de Argentina en este frente, la estabilización exitosa probablemente requiera un programa del FMI con un ajuste fiscal adicional y objetivos formales para reducir la monetización de manera progresiva.


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