22/06/2021 La Nación - Nota - Política - Pag. 12

Un cambio en la postUra del oficialismo
Tras las críticas, el Gobierno da un giro y presiona a Nicaragua por los abusos
Jaime Rosemberg
En sintonía con México, la Cancillería convocó al embajador argentino para pedirle explicaciones sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas por el régimen de Daniel Ortega

Una semana después de negarse a acompañar en la OEA una condena de las violaciones de los derechos humanos en Nicaragua, y tras las críticas que desató esa postura, el Gobierno resolvió ayer llamar a “consulta” al embajador argentino en ese país, Daniel Capitanich, como una forma de expresar su malestar por los abusos del régimen del presidente Daniel Ortega.
El gesto de la Cancillería es un paso previo al retiro de su delegación diplomática en Nicaragua.
La decisión representa un importante giro en la postura argentina en relación con el gobierno de Ortega.
Fue una reacción frente a las críticas de muchos países contra la abstención.
El gobierno de Estados Unidos, por caso, se manifestó “decepcionado” de la posición del gobierno de Alberto Fernández.
La Argentina votó separada de sus socios del Mercosur. Brasil, Uruguay y Paraguay condenaron la persecución de dirigentes opositores por parte del gobierno sandinista, aliado de Venezuela, Cuba y Bolivia en el tablero internacional.
La Argentina tomó la decisión en sintonía con el gobierno del mexicano Andrés Manuel López Obrador.
“Los gobiernos de la República Argentina y México informan que el día de hoy (por ayer) instruyeron a sus embajadores en la República de Nicaragua, Mateo Daniel Capitanich y Gustavo Alonso Cabrera Rodríguez, respectivamente, a trasladarse a sus respectivas capitales, con el objetivo de realizar consultas sobre las preocupantes acciones políticas-legales realizadas por el gobierno nicaragüense en los últimos días que han puesto en riesgo la integridad y libertad de diversas figuras de la oposición (incluidos precandidatos presidenciales), activistas y empresarios nicaragüenses”, dice el comunicado de la Cancillería, consensuado con el gobierno de López Obrador, que también se abstuvo en la votación en la que la OEA condenó el accionar de Daniel Ortega.
“La Argentina y México se mantendrán atentos a la evolución de los acontecimientos relacionados con la hermana República de Nicaragua y seguirán promoviendo inequívocamente el pleno respeto y promoción de los derechos humanos, las libertades civiles, políticas y de expresión de toda persona, con independencia de su nacionalidad y/o profesión”, reza el comunicado, en otro tramo del texto.
El documento expresa además la “disposición plena para colaborar constructivamente en la promoción del diálogo para que sean las y los propios nicaragüenses quienes superen esta situación por la vía pacífica”.
También alude al respeto a “la división de poderes” a “las minorías, las garantías constitucionales y, en general, el pleno respeto al Estado de Derecho y todos los derechos humanos”.
Las razones del giro Más allá de la referencia a la “no intervención” de terceros países, principal argumento utilizado por el Gobierno para abstenerse en la OEA, el comunicado da a entender que hubo conversaciones reservadas con el gobierno de Ortega para que moderara sus posturas frente a la oposición y que esas gestiones fracasaron.
“Con [Nicolás] Maduro se lograron avances, con Ortega es más difícil”, reconocían horas atrás fuentes diplomáticas argentinas, en defensa del rol de “mediador” que la Argentina pretende tener entre gobiernos como los de Venezuela y Nicaragua y los Estados Unidos.
La reacción negativa de Washington ante el voto consensuado con México, mientras al mismo tiempo se reclama su ayuda en las negociaciones con el FMI, habría influido en el giro del gobierno de Fernández.
La nueva posición deja también descolocado al embajador Daniel Capitanich, hermano menor del gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, quien además de compartir diversos actos protocolares con Ortega y su esposa, Rosario Murillo, elogió reiteradamente su gestión de gobierno en diversas entrevistas.
A su llegada, el embajador dará su informe al vicecanciller Pablo Tettamanti.
Entretanto, el canciller Felipe Solá encabeza la delegación argentina ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, que el jueves próximo volverá a pedir negociaciones entre Gran Bretaña y la Argentina por la soberanía de las Islas Malvinas.
El régimen de Ortega profundizó en los últimos meses su camino hacia el autoritarismo, con la detención de más de una decena de líderes opositores, algunos de los cuales se presentaban como candidatos a presidente para las próximas elecciones.
De esa forma, Ortega despejó de su camino a sus adversarios. marcha atrás Una política errática El giro que exhibió ayer el gobierno de Alberto Fernández frente a las violaciones de los derechos humanos en Nicaragua mostró la debilidad que habían tenido los argumentos que usó para justificar la abstención en la condena del régimen de Daniel Ortega en la votación de la OEA. La Cancillería argumentó en su oportunidad que había respondido al principio de “no intervención en asuntos internos”. La Argentina lideró desde la recuperación de la democracia la promoción de los derechos humanos en el mundo. El voto en la OEA, como ocurrió con el retiro de la demanda contra el régimen del venezolano Nicolás Maduro en la Corte Penal Internacional, exhibió un retroceso en esa materia. Ayer, el Gobierno intentó volver sobre sus pasos.


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