14/01/2022 LaVoz.com.ar (Córdoba) - Web

Armando Andruet: Hay una desintegración moral del Poder Judicial

El titular del Tribunal de Ética de la Justicia de Córdoba cree que el caso de la jueza chubutense no representa un hecho aislado sino una constante que se da en Tribunales.

La imagen recorrió el país. Una jueza sentada en el piso en la sala de visitas en la prisión de Trelew con un condenado a prisión perpetua, al cual ella juzgó días antes, compartiendo mates, selfies y arrumacos.El caso de Mariel Suárez reflotó los debates sobre la ética de los magistrados y la capacidad que tiene el Poder Judicial para evaluar, controlar y sancionar a sus miembros.Quién es Mariel Suárez, la jueza del escándalo por los besos con un preso en ChubutPara Armando Andruet, exvocal del Tribunal Superior y titular del Tribunal de Ética del Poder Judicial de Córdoba, el caso de la jueza chubutense no es un hecho aislado sino apenas la manifestación de magistrados que pretenden erigirse “en modelos del antimodelo judicial”.“El proceso de desintegración moral de la Justicia es muy palpable”, sostuvo Andruet, que entiende que estos casos son mucho más complejos de perseguir que los de un juez corrupto.En diálogo con La Voz, Andruet insistió en la necesidad de controles periódicos sobre los magistrados.–¿Cuál es la reflexión que se puede hacer sobre la conducta de la jueza Suárez?–Marcar la singularidad del problema es minimizar el problema. No creo que sea un caso de frontera, aislado. No quiero decir que todos los jueces tengan encuentros con sus sentenciados, sentados en el suelo y en un contexto poco investigativo, sino que lo que advierto que puede ser un caso que nos muestre un problema que se está generalizando. Hay un problema de estructuras morales y de confusión de roles que muchos jueces tienen. A veces son roles morales, como éste, o roles ideológicos o políticos. A mi este tipo de comportamientos me preocupan más en la proyección que un juez corrupto, que mercadea con su sentencia, porque si hay un buen gobierno del Poder Judicial ese tipo de magistrados se puede someter a enjuiciamientos y sacarlos del sistema. En cambio, este modelo de jueces tomando el paradigma de Mariel Suárez es mucho más difícil modificarlo. Y el proceso de sanción dentro del sistema es mucho más perverso que el que se puede aplicar a un juez corrupto.–Lo que apunta es a esta connivencia, a veces más sutil, con factores de poder o potenciales acusados. Un juez o fiscal que comparte reuniones sociales o encuentros secretos con acusados.–Nadie se hace cargo de esas situaciones. Se han conocido muchas reuniones públicas de jueces y fiscales con funcionarios, empresarios, personajes con poder en circunstancias poco claras sin que el Consejo de la Magistratura o la Corte Suprema hayan dicho absolutamente nada. El proceso de desintegración moral dentro de la Justicia empieza a ser muy palpable. Antes eran casos aislados y pocos conocidos. Ahora, están cada vez más expuestos y están más expuestos porque quienes lo hacen les interesan mostrarse como modelos del antimodelo judicial. Y nadie toma cartas en el asunto. Y se va desintegrando el Poder Judicial y sólo van a quedar retazos y con los retazos no se va a poder hacer una Justicia mejor. Hay un abandono del control de estas prácticas judiciales. Hay un temor a involucrarse en esas cuestiones porque se sostiene que no hay que meterse en la privacidad o intimidad de los jueces, pero esa privacidad de los jueces es lo que se está llevando puesto la reputación del Poder Judicial.–Parecen conductas más complejas para ser sancionadas que cuestiones como un acto de corrupción en un proceso judicial.–Mucho más complejo porque para lo otro se puede encontrar el núcleo del problema. Pero en estos casos se ingresa en un camino demasiado angosto donde nadie quiere entrar. Y porque nadie quiere entrar se producen estos excesos. ¿En qué va a terminar este caso de Mariel Suárez? En un simple llamado de atención, que cuide su comportamiento y no va a pasar más nada. Los que tienen el gobierno del Poder Judicial no quieren entrar en estas sutilezas de la construcción moral de las personas. Un juez debe saber que no hay separación entre su vida pública y su vida privada. Pero ahora el planteo es: “Yo trabajo de juez pero aparte tengo mi vida, mis redes”. Lo que pasa por las redes con lo que dicen y hacen los jueces es escandaloso.–¿Es inescindible para un magistrado la vida pública y la privada?–No puede ser de otro modo. No estamos pensando en que los jueces deban vivir en una torre de cristal, que hablen sólo por sus sentencias, ni mucho menos. Pero del republicanismo judicial al libertinaje judicial no se puede pasar. Los jueces no quieren asumir que tienen límites. Y esos límites son inversamente proporcionales a todas las garantías que la Constitución les pone. Esas garantías no son para ellos sino para la defensa de los ciudadanos.–El tema de las instancias de control dentro del Poder Judicial es un tema que también se reflota con lo que pasó con la jueza chubutense, que había sido separada del cargo por irregularidades en la liberación de presos y reincorporada por un simple amparo.–Es otra barbaridad. El amparo no es para eso y un juez decide la restitución. Con semejante antecedente no debería haber vuelto al cargo. Lo que hizo con la visita al condenado no parece ser un desliz sino un acto deliberado como mostrarlo en esto de intentar ser el modelo del antimodelo judicial, que tiene cada vez más adherentes. Hay muchas cosas que la sociedad no lo sabe porque quedan encapsulados en el Poder Judicial y son escandalosas. Seguramente, vamos a saber la sanción menor a esta jueza porque tomó estado público pero del resto nadie se entera.–¿Es como que nos quedamos mirando la hormiga mientras por atrás pasan los elefantes?–Esa es la mejor comparación. Es necesario devolverle a la sociedad alguna cuota de credibilidad en el Poder Judicial. Que los códigos de ética, los tribunales de ética no solucionan el problema está fuera de toda, pero al menos ayudan a resolver algunas situaciones. En Córdoba hace 18 años que tenemos código y tribunal de ética y sin embargo seguimos teniendo muchos problemas. Pero creo que hemos ayudado en algo. En el Consejo de la Magistratura de la Nación el tema de las cuestión ética es sólo cosmético. Hay algunos jueces que pasan el examen del Consejo y cuando uno los ve en funciones no puede entender cómo llegaron ahí. Lo dije varias veces: a mí en 38 años de juez me hicieron un solo examen. La evaluación de los estados psicológicos y comportamientos morales debería ser periódica y prestando mucha atención.Tenemos algo para ofrecerteCon tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar La Voz para ahorrar en cientos de comercios!VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓNTemas Relacionados

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